Una de las ilustraciones que más he usado para argumentar que los gobiernos no tienen la solución a los problemas de la gente la saqué del folleto "El tiempo para verdadera sumisión a Dios", publicado en 1983. Es esta:
*** sm pág. 5 párr. 1 ¿Por qué fracasan? ***
Imagínese que usted llevara una tela a un sastre y le pidiera que le hiciera un traje. Sin embargo, usted descubre que el traje que él le ha hecho no le viene bien. El sastre dice que no es culpa de él, sino de la mala calidad de la tela que usted le ha dado. De modo que usted compra tela de la clase que él desea y vuelve a él. Una vez más el traje que él le hace no le viene bien. ¿Cuántas veces volvería usted a ese sastre antes de percatarse de que el problema no está en la tela, sino en el mismo sastre?
Se puede engañar a la gente por un tiempo, pero no se puede engañar a nadie todo el tiempo. Al final todos acabamos sospechando del sastre.
¿Quién es el sastre que constantemente falla y echa balones fuera echándole la culpa a la tela en vez de reconocer que no es sastre? Veamos.
Cualquier testigo que lo fuera durante los años 70 recuerda que tal era la confianza en un fin inminente que se argumentaba en contra de iniciar estudios universitarios porque... ¡sencillamente no iba a dar tiempo a terminarlos! En todas las congregaciones se repiraba un aire de "por fin viene el fin". Tuvo que ser algo parecido al ambiente que se respiraba en Brooklyn el 2 de Octubre de 1914 cuando Russell anunció el fin de los tiempos de los gentiles y todos esperaban ascender al cielo en ese momento.
Los lectores de Despertad hemos visto durante muchos años un recuadro donde se explica por qué se edita dicha revista. Pueden consultar sus ejemplares de los años 70 y comprobarán que allí dice que en Despertad se encuentra la "base para confianza en el establecimiento de un nuevo orden en nuestra generación".
Los estudiantes que estudiaron el libro "Vivir para siempre" podían leer esto en el párrafo final del capítulo 18: "Algunos de la generación que vivía en 1914 verán el fin del sistema de cosas y sobrevivirán" junto a la eficaz ilustración de las distintas etapas de la vida de una persona, que comienza de niño en un calendario de 1914 y acaba siendo muy mayor. La ilustración supone que esa persona envejecida sería la que vería el fin.
Pues bien, después de inventar innumerables (y originales, reconozcámoslo) explicaciones teológicas de por qué el fin se retrasa (como la genial explicación de la diferencia en años entre la creación de Adán y la de Eva que impide saber cuándo cerrar el último día creativo y dar comienzo al reinado de mil años [Toda Escritura, estudio 3]) el sastre le vuelve a echar la culpa a la tela y en 1995 abandona esta creencia y explica que el término "generación" ya no se refiere a la gente que vive en cierta época sino a la gente que mantiene unaa actitud negativa hacia Dios dentro de una época. Es por eso que desde 1995 "la generación que no pasará" se refiere a la gente que rechaza la predicación de los testigos. Se acabó la generación cronológica. Tengo que decir que a todos los que llevábamos años predicando que la generación de personas vivas en 1914 vería con sus propios ojos la intervención divina para poner fin a este sistema, se nos puso con dicho cambio una cara de tontos semejante a la que se nos ha puesto ahora tras leer los primeros números de las Atalayas "solo para testigos". Continúo.
Llevábamos 12 años con esta creencia sobre la "generación de malos" basada en una explicación que no había por donde cogerla, cuando surge un problema que, aparentemente, no tiene que ver con la "generación" pero que finalmente nos devolverá a este tema.
Resulta que el Cuerpo Gobernante actual está formado en su mayor parte por gente "joven" nacidos después del año en el que, según siempre se ha enseñado, se cerró la puerta a nuevos ungidos, 1935. Ya no están en el Cuerpo Gobernante los "viejecitos entrañables" que todos los testigos que llevan muchos años tienen en su memoria ("el fin debe de estar muy cerca porque los hermanos del cuerpo gobernante son todos muy viejecitos", ¿recuerdan?). Son todos "nuevos" porque los "viejecitos" Henschel, Suiter, Schoroeder, Gangas, Booth, Barber, Poetzinger, Swingle o Sydlik están todos muertos. Se han ido muriendo a chorros, casi uno por año.
Esto plantea un serio problema al Cuerpo Gobernante actual, Morris, Splane, Jackson, Lösch, Pierce, Barr, Lett, Herd y Jaracz, pues se podría cuestionar la legitimidad de su ungimiento. ¿Qué hacen dirigiendo a los testigos un grupo de personas que alegan ser del grupo de 144.000, pero que que han nacido después de la época en la que se ungía a los 144.000 y, por tanto, deberían ser miembros de la Gran Muchedumbre?
¿Cómo se soluciona este problema al mismo tiempo que arreglamos el desaguisado de la "generación de malos"?
Muy sencillo, mediante un doble cambio doctrinal: primero, el ungimiento de nuevos miembros de la clase de los 144.000 no terminó en 1935, y segundo, la "generación que no pasará" aplica... ¡a los ungidos!. Dichos cambios se han producido en la Atalaya del 12 de Enero de 2008 y en la reciente Atalaya del 15 de Febrero de 2008, ediciones estas que no se distribuyen al público en general sino que solo circulan entre los testigos. Veamos uno a uno dichos cambios.
No se pierdan la argumentación (o, mejor dicho, falta de ella) de La Atalaya del 15 de Enero para justificar el primero de los cambios: "No obstante, parece que no todos los que han recibido la esperanza celestial desde los años treinta son reemplazos de ungidos que se han vuelto infieles. Por lo visto, Jehová ha querido asegurarse de que haya cristianos ungidos entre nosotros durante todo el periodo de los últimos días de este sistema de cosas hasta la destrucción de 'Babilonia la Grande'".
Nótese que no afirman ni desmienten nada. Se posicionan como simples notarios de lo que pasa: "parece que... por lo visto...". ¿Es esto serio? ¿Qué clase de "conducto" es este que no afirma que lo que diga tenga respaldo divino? Para justificar esta actitud de interpretar la realidad "a toro pasado" se abusa del hecho de que en el primer siglo se entendió el significado de la conversión de gentiles después de que hubiera ocurrido, elevándose a la categoría de método general de funcionamiento un hecho puntual, y olvidando así que la actividad profética ha consistido históricamente en poder ver más allá de lo obvio y anticipar lo que va a ocurrir. O si no, ¿por qué la revista oficial de los testigos se llama "La Atalaya"? ¿No era porque desde allí arriba se ve todo antes y más claro?. Pues no. En la actualidad primero ocurren las cosas y luego el "esclavo" las interpreta.
Es por eso que no sabemos nada en la actualidad sobre la identidad del "rey del norte", ni sobre el "grito de paz y seguridad", ni sobre cómo interpretar el mundo surgido tras el 11-S mediante la profecía bíblica, porque aún no lo han entendido ellos y desde su atalaya no divisan nada. De hecho están mucho más ocupados en mirar atrás revisando doctrinas para cuadrar cifras, que en mirar adelante y anticipar lo que viene. Yo, si fuera 1914, pondría mis barbas a remojar, por lo que pueda caer.
El caso es que, revisando la doctrina vigente sobre la generación, he visto que nunca han afirmado nada sobre este tema, tan solo "dejan caer" opiniones como doctrinas:
Atalaya 15 de Enero de 2000
"Parece ser que el recogimiento general de los ungidos terminó para el año 1935"
Atalaya 1 de Febrero de 1999
"Durante los años treinta parece que se completó el número de "los llamados y escogidos fieles", los 144.000".
Es decir, que tampoco se afirmó nunca que esa fecha fuera la correcta.
Una investigación más profunda presenta un panorama terrible: muchas, muchas de las creencias de los testigos se han enunciado así "al parecer". Se enuncian como una posibilidad, como algo "razonable", pero se obliga a aceptarlas como "palabra de Dios", estando expuesto a la expulsión del grupo si enseñas lo contrario. Es curiosa esta forma de adoctrinamiento en la que todos los testigos aceptan como dogma cualquier cosa que sea publicada en La Atalaya, aunque esté deficientemente argumentada, y aunque sea exactamente lo contrario de lo que creían el día anterior.
El segundo cambio doctrinal al que nos referíamos antes es que la "generación que no pasará" no aplica a los opositores al mensaje sino a los mismísimos ungidos: "As a class, those anointed ones make up the modern-day "generation" of comtemporaries who will not pass away 'until all the things occur'". Pero... un momento. Aquí no dice que eso sea un nuevo entendimiento sobre el significado de la "generación". ¡Exactamente! Economía, Horacio, economía, que diría Hamlet. Si no decimos que es un nuevo entendimiento tampoco hay que explicar por qué ahora pensamos así. Sencillamente lo dejamos caer y listo.
¡Así se hace un cambio doctrinal, si señor, sin llamar la atención!. Y además dicho cambio se enuncia criticando a los que dicen que no está ocurriendo nada espiritualmente interesante en estos días: "Those without spiritual understanding today have felt that there has been no "striking observableness" with regard to the sign of Jesus' presence. They reason that everything is continuing on as it did in the past.".
En otras palabras, que no es cierto que todo siga igual. ¡No es verdad que todo continue igual que siempre porque ya voy yo cambiando las doctrinas para que haya animación! Y, ¡cómo no!, también en la nueva explicación hay lugar para un "por lo visto" o "al parecer" en una nota al pie de la página: "The time period during which 'this generation' lives seems to correspond to the period covered by the first vision if the book of Revelation. (Rev. 1:10-3:22)".
No se a ustedes, pero a mi todo esto me parece un insulto a la inteligencia además de poco honrado. ¿Se puede llamar "revelación divina" a algo como esto? ¿Se imagina usted a Noe predicando que la gente entre al arca porque "parece ser" que va a llover inminentemente y doce años más tarde decir que la lluvia anunciada era simbólica y que "al parecer" significa otra cosa? ¿Dónde ha visto usted en la Biblia decir a los profetas "esto es lo que, al parecer, ha dicho Jehová de los ejércitos: por lo visto Babilonia va a ser destruida" y desmentir dicha profecía doce años más tarde? Yo no lo he visto. Si Moisés hubiera anunciado así las plagas de Egipto, aún estaríamos esperándolas, y Moisés estaría explicándonos los significados ocultos de la palabra "plaga" para explicar por qué no viene lo que había predicho. ¡Una generación es una generación! ¿O es que nos han tomado por tontos? ¿No vino la destrucción de Jerusalén durante la vida de las personas que vieron la señal de Jesús? ¡Pues claro! El problema es cuando sacamos las cosas de su sitio y nos empeñamos en sacar significados misteriosos y triples cumplimientos de donde no hay.
¿Qué clase de "canal" entre Dios y los hombres es alguien que no es capaz de predecir algo, que ese "algo" suceda y quedar así vindicado como verdadero profeta de Dios? ¿No quedamos, según Deuteronomio 18:21,22, en que para distinguir al verdadero profeta de Dios había que fijarse en si sus profecías se cumplen o no? Según ese texto, lo de la "generación", lo de 1975, lo de 1935 y tantas otras cosas son "la palabra que Jehová no ha hablado". Y el texto añade: "con presunción habló el profeta. No debes atemorizarte de él.". No, si miedo no le tenemos, pero respeto tampoco. Lo han perdido hace tiempo.
Este sastre sigue fallando vez tras vez y nunca es culpa suya, siempre es culpa de la tela. O, como ocurrió con la fecha de 1975, error de todos los testigos que se inventaron algo que nunca fue enseñado.
Me parece que merece la pena reflexionar sobre la pregunta con la que finalizaba la ilustración citada al principio: ¿Cuántas veces volvería usted a ese sastre antes de percatarse de que el problema no está en la tela, sino en el mismo sastre?
A mi todo esto me recuerda a lo que se dice del ejército español, que nunca retrocede, sino que da media vuelta y sigue avanzando. Y con la cabeza bien alta, oiga.
"Las cosas ya no son como eran; aunque probablemente nunca lo fueron".
martes, diciembre 11, 2007
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