Juan 4:21-23
"Jesús le dijo: “Créeme, mujer: La hora viene cuando ni en esta montaña ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación se origina de los judíos. No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren."
Por tanto Jesús predice aquí el día en que no adorarían al Padre en un lugar, sino que la adoración verdadera estaría definida por la condición de corazón del creyente.
En ese nuevo contexto Jesús se convierte en la referencia del cristiano, la personalidad, las enseñanzas de Jesús son ahora el "lugar" del cristiano.
Es por eso que, cuando, en Juan 6, se comenta el caso de que muchos discípulos de Jesús le abandonaron, Jesús preguntó "Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?". La respuesta de Pedro deja claro que el tiempo ya había llegado para algunos de dejar de usar lugares como referencia de su adoración: "Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna".
Es interesante que Pedro No dijo "¿a dónde nos iremos?", pues el cristianismo es un viaje interior que tiene a la persona de Jesús como destino. La transformación interna que supone el cristianismo ha de hacerse imitando a Jesús.
Cuando los testigos de Jehová hablan sobre la posibilidad de dejar de ser testigos de Jehová su pregunta siempre es "¿a dónde iremos? aquí hemos aprendido todo lo que sabemos".
¿Es eso lo mismo que pensaba Pedro? ¿Estaba Pedro atado a Jesús o a un grupo de seguidores de Jesús?
"Las cosas ya no son como eran; aunque probablemente nunca lo fueron".
sábado, febrero 03, 2007
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